Libertad. Fruto de una conciencia madura y despierta

Mucho se habla últimamente de la libertad de pensamiento y de expresión. No obstante detrás de esas palabras tan liberales se esconde el más cruel de los tiranos.

Cierto es que en apariencia todos pueden pensar o vivir como quieran; al menos eso es lo que se predica. Pero en la práctica surgen muchos inconvenientes.

El primero de ellos, aunque no lo vamos a tratar ahora, es que para vivir como se quiere hay que saber antes qué es lo que se quiere. No querer nada en especial y dejarse llevar por la corriente no es la expresión de la libre voluntad: al contrario, es precisamente…nada.

El segundo inconveniente, y el que vamos a destacar, es que las modas resultan tan dominantes respecto a la ropa como a las ideas. Y aquí se manifiesta la tiranía a la que aludíamos más arriba. La libertad se reduce, en todo caso, a seguir la moda, a no apartarse de las corrientes imperantes.

Pensar de verdad, detenerse a meditar, contrastar ideas, escoger a conciencia y detenidamente un modo de vida, honrar lo bueno y buscar lo mejor en todas las cosas, es poco menos que imposible. No se lleva…está fuera de moda. Generalmente se relaciona con un mundo viejo y caduco, cuando en realidad estamos ante condiciones inalterables del ser humano, al margen de cambios que pueden parecer brillantes, pero que no pasan de ser superficiales, cuando no absurdos.

¿y cuál es el castigo que impone la pretendida liberalidad a estas otras expresiones naturales y auténticas? : la censura de lo que no es bien visto, el desprecio por lo que se separa de una rutina convenida, el estigma sobre cualquier cosa que pueda descorrer un velo y aportar un poco de luz.

Así, muchos hombres y mujeres válidos se sienten arrinconados por la vergüenza, por la humillación ante una falta que no han cometido, y llegan a creer que no hay sitio para ellos en este mundo.

Sin embargo, la libertad existe. Es el fruto de una conciencia despierta, madura, en la que el conocimiento ha vencido a la ignorancia y la voluntad a las pasiones indisciplinadas.

Esta es una invitación a la libertad: la Filosofía, entendida a la manera de una vivencia integral, puede abrir esa puerta y transformar los sueños en realidades.