Aristeo

Hijo de Apolo y Cirene, fue educado por las ninfas que le enseñaron a cuajar la leche, cultivar los olivos y educar las abejas. Amante de la ninfa Euridice, fue causa de su muerte persiguiéndola el día de sus bodas con Orfeo: cuando la desgraciada huía ante él no vio una serpiente que estaba bajo sus pies escondida entre las hierbas altas. La mordedura de la serpiente le arrancó la vida. Para vengarla, sus hermanas las ninfas hicieron morir todas las abejas de Aristeo. Su madre, Cirene, cuya ayuda imploró para reparar esta pérdida, le indujo a consultar a Proteo, de quien supo la causa de su infortunio y recibió orden de calmara los manes de Euridice con sacrificios expiatorios. Dócil a estos consejos, Aristeo inmoló en seguida cuatro toros jóvenes y otras terneras, de donde vio salir un enjambre de abejas que le permitió reconstruir sus colmenas.
Se casó con Antonoé, hija de Cadmo, de donde nació Acteón. Este murió destrozado por sus perros, y después de su muerte se retiró a Ceos isla del mar Egeo, desoldad entonces por la peste, que él hizo cesar ofreciendo sacrificios a los dioses. De allí pasó a Cerdeña, que fue el primero en hacer vigilar; luego pasó a Sicilia, donde importó el mismo beneficio y últimamente en Tracia, donde Baco le inició en las orgías. Se estableció en el monte Hemo, que él había escogido por morada, desapareció para siempre súbitamente. Los dioses le colocaron entre las estrellas y, según ciertos autores, es él el signo zodiacal del Acuario.
Los griegos, particularmente en Sicilia, le honraron como un dios, fue una de las grandes divinidades campestres y los pastores le rendían un culto particular.
Cuenta Herodoto que Aristeo se apareció en Cizique después de su muerte y que aún desapareció por segunda vez y que trescientos años más tarde aún reapareció en Metaponte: Allí ordenó a los habitantes que le erigieran una estatua junto a la de Apolo, orden con que ellos, después de consultar el oráculo, se conformaron.
Según Plutarco, Aristeo tomaba o abandonaba a voluntad su alma, y cuando ella salía de su cuerpo se la veía con la forma de un ciervo.