El Duque Ting le preguntó si había un sólo proverbio por medio del cual podía hacerse a un pueblo floreciente.
Confucio respondió:
– Ningún proverbio solo puede tener tal virtud, pero existe el conocido proverbio: «Ser un buen rey es difícil; ser un buen ministro no es fácil».
El que reconoce la dificultad de ser un buen rey, ¿no ha conseguido casi hacer a su pueblo próspero por una sola frase?
– ¿Hay alguna frase -continuó el Duque,- por la cual un país puede ser arruinado?
Confucio respondió:
– No puede residir tal poder en una sola frase.
Pero hay un dicho: «No gozo en gobernar, sino en que nadie se oponga a mi voluntad».
Si la voluntad del rey es buena, y nada se le opone, todo va bien; pero si no es buena y tiene un poder absoluto, ¿no ha conseguido arruinar a su nación con una sola frase?
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El Duque de She preguntó las condiciones de un buen gobierno.
El Maestro le dijo:
– El gobierno es bueno cuando hace felices a los que viven bajo él y atrae a los que viven lejos.
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Tzu Hsia, siendo gobernador de Chu-fu, pidió consejo para gobernar.
El Maestro le dijo:
– No trates de hacer las cosas aprisa, no pongas empeño en míseros beneficios.
Lo que se hace deprisa, no se hace bien; cuando se consideran los míseros beneficios, las grandes acciones dejan de realizarse