Cuestiones políticas

Fan Ch’ih quiso que le enseñara el arte de cultivar la tierra.
El Maestro dijo :
-Cualquier labrador te puede enseñar eso mejor que yo.
Al marcharse Fan Ch’ih, el Maestro dijo:
-¡Qué mente más estrecha tiene Fan Hsu!
Si el gobernante tiene modestia y dominio de sí mismo, no será su pueblo irrevente.
Si el gobernante ama la justicia y el deber, su pueblo no osará faltar a la ley.
Si el gobernante ama la sinceridad y buena fe, el pueblo no será tardío en corresponder.
Teniendo tales cualidades, el pueblo correrá hacia él de todas partes con sus niños atados a la espalda.
¿ Para qué necesita el arte de cultivar la tierra?

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El Maestro dijo:
-Si el gobernante es recto, sus súbditos cumplirán con su deber sin obligarles; si no
lo es, no obedecerán aunque se lo manden.

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Cuando el Maestro fue a Wei, Jan Yu le llevó en su carruaje.
El Maestro le dijo:
-¡Qué población tan numerosa!
Jan Yu replicó:
-Ahora que el pueblo es tan numeroso ¿qué haremos?
– Enriquecerlos, -dijo Confucio.
-¿Y después de haberles enriquecido ¿qué?
-Enseñarles, -fue la respuesta.

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El Maestro dijo:
-Si un país tuviera buenos gobernantes durante cien años, el crimen desaparecería y la
pena de muerte sería abolida. Si un soberano digno apareciera al fin de una generación,
la bondad natural habría prevalecido.
Y añadió:
-Si un hombre puede gobernar su propio corazón, ¿qué le impide tomar parte en el gobierno? Pero si no puede reformar su propio corazón, ¿cómo ha de reformar a otros?

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Tzu Lu quiso saber cuál debía ser su conducta para con un príncipe.
El Maestro le dijo:
-No uséis de engaños, pero si le resistís, resistidle abiertamente.

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El Maestro dijo:
-Si el gobernante sigue el principio del propio dominio, el pueblo será dócil a sus
órdenes.
Shun era uno que no hacía nada, pero gobernaba bien. ¿Qué hacía entonces? Observaba religiosamente, sentado en el trono y he ahí todo.

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Sirviendo a tu príncipe, que sea su servicio su principal cuidado, y pon la cuestión de la
paga en segundo lugar.

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Tzu Kung preguntó diciendo:
-¿Qué puede decirse de un hombre que es amado de sus conciudadanos?
El Maestro respondió:
-Esto no es bastante para formar juicio.
-¿Qué, entonces, del que es odiado de sus conciudadanos ? -insistió Tzu Kung.
El Maestro respondió:
-Tampoco esto es bastante. Otra cosa sería si, entre sus conciudadanos, los buenos le amaran y le odiaran los malos.

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El Maestro dijo:
-Un hombre bueno necesita preparar a su pueblo durante siete años, antes que esté en
condiciones de ir a la guerra.
Llevar a la batalla a un ejército sin preparar, equivale a llevarlo a la muerte.

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En un país bien gobernado, habla descuidadamente y obra con valor. En un país donde
prevalece la injusticia, pueden no ser tus acciones valientes, pero ten cuidado con tus palabras.