El Magnetismo curativo

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Escrito por Juan José Tejada:

Existe un Agente único universal, un misterioso fluido o energía que anima toda la materia. Esta sustancia extendida en el infinito ha recibido desde la más remota antigüedad diferentes nombres y símbolos.

Es el Caos de los antiguos; el Fuego Sagrado de los zoroastrianos, el “Alma del Mundo” de Platón y los pitagóricos.

Este fluido posee el poder de la elasticidad y se puede proyectar en el espacio tanto como se desee. Las relaciones de afectividad y actividad entre los astros, la Tierra y sus partes se operan a través de este elemento, apareciendo así inmensas cuerdas magnéticas en todo el Cosmos.

Magnetismo y formas mentales, la voluntad magnética

Esta fuerza puesta en acción a través de la mente engendra formas. Todo pensamiento positivo está cargado con más o menos fluido energético. El hombre de recia voluntad que, consciente o inconscientemente, emite un poderoso pensamiento positivo, transmite con él una cantidad de magnetismo, proporcionada a la energía de emisión del pensamiento. Tales pensamientos se dirigen al punto de aplicación como una bala al blanco, en lugar de ir lentamente como una emanación mental ordinaria. Los pensamientos puros están compuestos de vibraciones muy rápidas, siendo el pensamiento más fuerte cuanto más elevado sea éste.

Así, la voluntad y la imaginación serán los bastiones que utilizará el magnetista para dirigir consciente esa gran fuerza mágica que es la corriente de vitalidad, el fluido magnético.

La curación por el magnetismo

La energía universal existe bajo diferentes manifestaciones en todas las cosas animadas e inanimadas. H.P. Blavatsky comparó la energía, el activo poder productor de todos los fenómenos vitales, con el oxígeno, el mantenedor de la combustión, el gas dador de vida, el agente químico activo en toda vida orgánica.

Nuestro cuerpo, mediante el sistema nervioso, atrae y retiene esta fugitiva forma de luz, siendo el plexo solar el gran depósito de energía que provee el organismo entero. Así como el Sol difunde sus rayos por todo el sistema solar, la energía penetra en todo el organismo por medio del asombroso y complicado mecanismo llamado sistema nervioso.

El hombre está absorbiendo e irradiando energía, en un flujo y reflujo permanente. Hemos de hacer notar que la energía que circula por los nervios es distinta de lo que se llama magnetismo humano o fluido nervioso, el cual es generado dentro del propio cuerpo. Este fluido nervioso o magnetismo mantiene la materia etérica en circulación por los nervios, o más exactamente, crea una envoltura de éter que encierra a cada nervio, muy similar a como al sangre lleva el oxígeno al cuerpo, el fluido nervioso lleva energía.

La sobreexcitación del sistema nervioso, las perturbaciones psíquicas, la falta de provisión de energía o la congestión del mismo pueden ocasionar deformaciones fluídicas importantes, que si se repiten con frecuencia darán lugar a toda clase de dolencias nerviosas o casos graves de enfermedad.

La acción del terapeuta magnético se concentrará entonces en al renovación y vigorización de la salud perdida del enfermo, restableciendo de nuevo la armonía perdida de los fluidos.

Debido a la conexión que tiene el magnetismo con el sistema nervioso vemos la gran aplicación que tiene esta ciencia en al curación no sólo de dolencias físicas sino también psíquicas.

Magnetismo y electromagnetismo curativos

Habiendo sentado las bases de que el hombre tiene la facultad de ejercer sobre sus semejantes una influencia provechosa, operando su energía natural, veamos cuales son las condiciones preliminares y los métodos de hoy y de antaño utilizados para llevar a buen término esta ciencia.

En primer lugar se requiere que el médico o magnetizador confíe en sus propias fuerzas; que tenga voluntad purificada de todo egoísmo y vanidad; la facilidad de sostener y concentrar la atención; imaginación, sangre fría, buena salud física y discreción.

El fluido magnético que emana de nosotros no sólo obre directamente sobre la persona que queremos magnetizar, sino también a través de un intermediario a quien hayamos cargado de este fluido, caso de los talismanes, amuletos y reliquias. Estas fuerzas animan los objetos. El “agua bendita” es una muestra clara de magnetización, siendo una materia que se carga muy fácilmente de magnetismo.

Los templos antiguos y otros centros de culto ceremonial, enclavados en lugares magnéticos especiales, son potentes generadores que, sumados a la carga devocional de los fieles, comportan una importante influencia sobre visitantes y peregrinos ciertamente positiva. De modo contrarios, las ciudades y edificios de hoy en día, construidos anárquicamente en cualquier lugar, sumado al modo de vida viciado y estresante de los ciudadanos que están envueltos en un mar de aparatos electrónicos, ruidos y polución ambiental, lumínica y electromagnética, son verdaderos “caldos de cultivo” de toda clase de gérmenes y energías patógenas.

Hoy en día, la Geobiología, disciplina que estudia las energías cósmicas y terrestres en relación con los seres vivos, está en auge. Cada vez más los constructores de edificios acuden a los geobiólogos para emplazar adecuadamente sus edificios.

La armonía de la lira de Pitágoras o su propia voz devolvía la salud a aquellos que permanecían junto a él, La terapia de las vibraciones sonoras se conoce hoy como musicoterapia. La fuerza sanadora del electromagnetismo bien canalizado es la base, asimismo, de la cromoterapia, la homeopatía, las flores del Dr. Bach. Reflejos todos ellos, aunque limitadamente válidos por el momento, de la antigua y mágica Medicina Transcendental.

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«Will-o-the-wisp and snake» by Hermann Hendrich