El Simbolismo de los Animales

pegaso

Es interesante observar como los animales han sido dignos depositarios de innumerables significados, e incluso adoraciones divinas, llevándolos de su simpleza salvaje o animal domesticado a las más altas jerarquías de lo divino. El hombre puede ser criatura de disfraces y máscaras. Pero el animal manifiesta comportamientos unívocos, estables. Y el simbolismo de esa acción animal también se mantiene continuamente en distintas y milenarias culturas que han rescatado las cualidades de muchos de ellos.
Los orígenes del simbolismo animal se relacionan estrechamente con el totemismo y con la zoolatría.   En Occidente, el simbolismo animalístico arranca de Aristóteles y de Plinio, pero más concretamente del libro Kysiologus, compuesto en Alejandría en el siglo II después de Jesucristo. Otra aportación importante fue la de Horus Apollo, una o dos centurias más tarde con sus dos libros de Hyerogliphica, aplicación del simbolismo egipcio. De todo ello nace la corriente medieval que florece en los Bestiarios de Filipo de Thaun (1121), Pedro de Picardía, Guillermo de Normandía (siglo XIII); en De animalibus, atribuido a Alberto Magno; el Libre de les Bésties, de Ramon Llull; y el Bestiaire d’Amour, de Fournival (siglo XIV). Todas estas obras coinciden con el punto de vista de los primitivos sobre los animales, el animal es unívoco, posee cualidades positivas o negativas constantes, que permiten adjudicarlo a un modo esencial de manifestación cósmica.

        La clasificación simbólica de los animales corresponde con frecuencia a la de los cuatro elementos; seres como el pato, la rana, el pez, a pesar de su diferencia, se hallan en relación con las «aguas primordiales» y pueden ser, por lo tanto, símbolos del origen y de las fuerzas de resurrección. Algunos animales, como los dragones y las serpientes, tan pronto se adscriben al agua como a la tierra o incluso al fuego, pero la atribución más general y correcta establece que los seres acuáticos y anfibios corresponden al agua; los reptiles, a la tierra; las aves, al aire, y los mamíferos, por su sangre caliente, al fuego.

        Como sabemos la mitología también está llena de animales fabulosos, muchos de ellos descritos en historias “fantásticas” donde no falta el héroe, el caballero que se le enfrenta valientemente, entre los más importantes: la esfinge, lamia, minotauro, sirena, tritón, hidra, unicornio, grifo, harpía, pegaso, hipogrifo, dragón, etc. Todos ellos plagados de simbolismo y enseñanzas iniciáticas, información destinada a sus vencedores.

        Algunos animales, por sus cualidades sobresalientes, en especial por su neta agresividad y su belleza, como el águila y el león, han desempeñado una función preponderante en el alegorismo mundial. Los animales emblemáticos de los signum romanos eran: águila, lobo, toro, caballo y jabalí.

Conocido es el simbolismo mayor del palomo, el cordero y el pez, en el cristianismo.

        La actitud de los animales simbólicos son muy  comunes en la heráldica, corresponde al símbolo del equilibrio (justicia, orden, tal como lo simbolizan las dos serpientes del caduceo). En alquimia, la contraposición de dos animales de la misma especie, pero de distinto sexo, como león y leona, perro y perra, significa la contraposición esencial de azufre y mercurio, de fijo y volátil. Un animal alado y otro sin alas exponen idéntica situación.

Otro mundo donde los animales juegan un importante papel simbólico, es el mundo de los sueños. Según Jung, «el animal representa la psique no humana, lo infrahumano instintivo, así como el lado psíquico inconsciente».

Significados:

Toro: Símbolo de potencia fecundante, de propagación vital. Asociado por sus cuernos con la luna y sus influjos. Entroncado con la figura mítica del Minotauro, con el toro egipcio Apis, con las danzas taurinas de la antigua Creta, y con el culto de Mitra.
Tigre: Tigre deriva de «thigra», palabra iraní que significa agudo, punzante.
Gato: Representa la perfidia, la astucia.
Oso:  Simbolizaba en  el mundo celta: el valor y la fuerza. Dentro del mundo de los sueños, significa que el soñante tiene un adversario astuto.
Gallo: Dentro del mundo de los sueños es presagio de un momento feliz.
Salmón: Los peces, y muy especialmente el salmón, se asociaban con el conocimiento secreto, y eran frecuentemente utilizados por augures y adivinos. En antaño igual pasaba con los pájaros, sobre todo cuervos y buitres, que eran comúnmente aceptados como presagio de mala suerte o de batalla.

Fuentes: Juan Eduardo Cirlot, Diccionario de Símbolos, Ed. Lábor, Barcelona 1991
Michel Devivier y Corinne Leonard, Diccionario de los sueño, Ed. Tikal

EL OTRO TIGRE

Por Jorge Luis Borges

 Pienso en un tigre. La penumbra exalta
La vasta Biblioteca laboriosa
Y parece alejar los anaqueles;
Fuerte, inocente, ensangrentado y nuevo,
Él irá por su selva y su mañana
Y marcará su rastro en la limosa
Margen de un río cuyo nombre ignora
(En su mundo no hay nombres ni pasado
Ni porvenir, sólo un instante cierto.)
Y salvará las bárbaras distancias
Y husmeará en el trenzado laberinto
De los olores el olor del alba
Y el olor deleitable del venado;
Entre las rayas del bambú descifro
Sus rayas y presiento la osatura
Bajo la piel espléndida que vibra.
En vano se interponen los convexos
Mares y los desiertos del planeta;
Desde esta casa de un remoto puerto
De América del Sur, te sigo y sueño,
Oh tigre de las márgenes del Ganges.

Cunde la tarde en mi alma y reflexiono
Que el tigre vocativo de mi verso
Es un tigre de símbolos y sombras,
Una serie de tropos literarios
Y de memorias de la enciclopedia
Y no el tigre fatal, la aciaga joya
Que, bajo el sol o la diversa luna,
Va cumpliendo en Sumatra o en Bengala
Su rutina de amor, de ocio y de muerte.
Al tigre de los símbolos he opuesto
El verdadero, el de caliente sangre,
El que diezma la tribu de los búfalos
Y hoy, 3 de agosto del 59,
Alarga en la pradera una pausada
Sombra, pero ya el hecho de nombrarlo
Y de conjeturar su circunstancia
Lo hace ficción del arte y no criatura
Viviente de las andan por la tierra.

Un tercer tigre buscaremos. Éste
Será como los otros una forma
De mi sueño, un sistema de palabras
Humanas y no el tigre vertebrado
Que, más allá de las mitologías,
Posa la tierra. Bien lo sé, pero algo
Me impone esa aventura indefinida,
Insensata y antigua, y persevero
En buscar por el tiempo de la tarde
El otro tigre, el que no está en el verso. (*)