El ser humano guarda aún un enorme potencial latente. Conocerlo y desarrollarlo supone uno de los pilares fundamentales de la propia vida y una fuente de satisfacción perdurable. El logro de la armonía entre pensamiento, sentimiento y acción es una meta para todo ser humano. Un desarrollo equilibrado y global de uno mismo, la realización de las mejores cualidades y valores de nuestra naturaleza humana, son probablemente la única garantía hacia un mundo mejor.