Flora y Pomona

Flora
Era una ninfa de las islas Afortunadas, situadas en el occidente de África. Los Griegos las llamaban Cloris. Céfiro la amó, la robó y la hizo su esposa, conservándole el brillo de su juventud y dándole el imperio de las flores. Su himeneo se celebró en el mes de mayo y los poetas, al describir las estaciones, jamás olvidan dar plaza a ambos esposos en el cortejo de la Primavera. Flora era adorada entre los Sabinos, que importaron su culto en Roma.

Pomona
Ninfa de notable belleza, fue buscada para esposa por todos los dioses campestres. Dio la preferencia a Vertumnio, por la conformidad de sus gustos. Ninguna ninfa conocía como ella el arte de cultivar los jardines y sobre todo los árboles frutales. Su culto a Roma de los Etruscos; en Roma tenía un templo y altares.
Se le representa ordinariamente con una gran cesta llena de frutos y flores, con algunas manzanas en la izquierda y una rama en la derecha. Los poetas la han descrito coronada de hojas de viña y racimos de uva y con cuerno de la abundancia en las manos, ó una canasta de frutas.