La confianza en si mismo

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La confianza en sí mismo  surge cuando se sabe…

          Que para lograr una cosa, hacen falta muchos pasos encaminados con perseverancia en el mismo sentido.

          Que no se puede luchar contra el tiempo, sino aprovechar su corriente y ganar minutos a favor de ese impulso.

         Que es necesario aclarar las propias ideas y sentimientos, aunque para ello haya que enfrentar el amargo trago de reconocerse a sí mismo tal y como se es  en este momento.

          Que no somos perfectos, pero somos capaces de concebir lo que es la perfección.

          Que los estados de ánimo son cambiantes, pero no afectan al verdadero Yo, que es la raíz de la confianza en sí mismo.

        Que el dolor es condimento necesario en la vida, indispensable para aprender, en la medida en que los dolores se convierten en experiencias.

          Que “la acción es preferible a la inacción”, y el compromiso con la vida es preferible a la indiferencia apática.

       Que todos disponemos de fuentes enormes de energía que no sabemos utilizar, bien porque las desconocemos, porque no creemos en ellas o porque no las sabemos aplicar: dosificar el esfuerzo, no escatimar la entrega, no abusar de las propias fuerzas.