Leyendas tebanas

RAPTO DE EUROPA
Agenor, hijo de Neptuno y la Oceánica Libia, rey de Fenicia, casó con Agriope o Telefasa, de quien tuvo una hija, Europa, y tres hijos: Cadmo, Fénix y Cilix. Europa era de una belleza notable y de una blancura tan brillante que se sospechaba había robado sus aderezos a Juno. Júpiter, viéndola jugar un día con sus compañeras en la orilla del mar, se enamoró de ella, se metamorfoseó en toro, se acercó a la princesa con aire dulce y acariciador, se dejó adornar con guirnaldas, tomó hierbas en su hermosa mano, la recibió en su espalda y, con su preciosa carga, se lanzó al mar, ganando a nado la isla de Creta.
Llegó a la isla por la desembocadura del Leteo, que pasaba por Gortina, y los Griegos, que veían en sus orillas algunos plátanos siempre verdes, aseguran que fue en estas orillas donde tuvieron lugar las entrevistas de Júpiter y Europa. Se ha representado también a Europa, muy triste, sentada bajo un plátano, junto al que hay un águila a la que vuelve la espalda. De sus tres hijos, Minos, Radamante y Sarpedón, los dos primeros son jueces del Infierno; el tercero fue obligado a salir de Creta por haber querido destronar a su hermano mayor y tuvo que huir al Asia Menor, donde fundó una colonia.
Después de su muerte se consideró a Europa como una divinidad por los Cretenses. Instituyeron una fiesta en su honor, llamada Helocía, de donde se la llamó Europa Helotes.
Desde que Agenor tuvo conocimiento del rapto de su hija la hizo buscar por todas partes y ordenó a sus hijos que se embarcaran y no volvieran sin ella. Y como no la encontraron no volvieron a sus estados.