Un famoso profesor espiritual llegó hasta la puerta del palacio del rey. Ninguno de los guardias intentó detenerlo mientras entraba y caminaba hacia donde el mismo rey estaba sentado en su trono.
– “¿Qué quiere?”, preguntó el rey, reconociendo inmediatamente al visitante.
– “Quisiera un lugar para dormir en esta posada”, conwwwó el maestro.
– “Pero esta no es una posada”, dijo el rey, “es mi palacio”.
– “¿Puedo preguntar quién era el dueño de este palacio antes de usted?”
– “Mi padre. Él está muerto”.
– “¿Y quien era el dueño antes de él?”.
– “Mi abuelo. Él también está muerto”.
– “¿Y este lugar en donde la gente vive por un corto tiempo y después se muda, acaso le oí decir que no es una posada?”