Valor fundamental de la vida

Dejarse llevar por la corriente o buscar los elementos importantes

¿Qué es lo que merece la pena vivirse? Nos lo preguntamos porque muchas veces tropezamos con la ya conocida expresión de “esto no merece la pena…” Es como si la vida nos pusiera adelante un surtido escaparate en el cual debemos elegir entre aquellas cosas que tienen interés para nosotros y las que importan poco y nada. Y efectivamente, algo de eso hay.

Pero lo primero que nos lleva a meditar es el hecho de que, elijamos lo que elijamos, todo supone penas, esfuerzos, sólo que algunas cosas los merecen y otras no.

¿Qué es, pues, lo que hoy merece la pena? En general se trata de resolver la situación humana aquí y ahora, en el sentido más material y confortable de la cuestión. A continuación, se trata de conseguir una vaguedad agradable en lo que a sentimientos e ideas se refiere; sentir o pensar en profundidad sólo trae complicaciones que, por supuesto, no compensan nuestras penas. En general interesa dejarse llevar por la corriente, adaptarse a las opiniones aceptadas, llenar de vacío las horas vacías, para que no se note que están vacías… Vocaciones, investigación, autoconocimiento, amor, amistad: eso ya “no se lleva”, no merece la pena, no rinde nada en una sociedad que casi no valora estos productos.

Pero si seguimos meditando un poco más, comprobaremos que hay cosas que siempre han merecido y siguen mereciendo la pena: son aquellas que perduran, las que no desaparecen rápidamente, las que son nuestras compañeras tanto hoy como mañana.

Uno mismo, como ser humano con conciencia, duda ante sí mismo, por lo cual vale la pena conocerse; lo que en este sentido se aprende, perdura, y nadie nos lo puede quitar. Cuanto más nos acercamos – por razón o por intuición – a las verdades importantes en cuanto a ideas estables y de peso, más seguros estamos de nosotros mismos, y eso vale la pena. Cuanto más conocemos y comprendemos a la gente y sus problemas, más afectos y amistades tenemos en nuestro haber; y aunque no sean perdurables en todos los casos, merecen la pena. Dedicar la vida a una ocupación útil para uno mismo y para los demás es darle sentido a la vida; también merece la pena pues eso dura tanto como nuestros años sobre la tierra.

Todos estos – y más – elementos perdurables podemos encontrarlos en la tradición filosófica de todos los tiempos y lugares. Y esto es lo que Nueva Acrópolis te ofrece, algo que merece la pena de ser vivido: la Filosofía entendida como una forma de vida.