Vertumnio

Vertumnio, cuyo nombre significa volver, cambiar, era, sin duda, un rey de Etruria que, a causa del cuidado que tenía por los frutos y el cultivo de los jardines, obtuvo los honores de la divinidad después de su muerte. Lo cierto es que su culto pasó de entre los Etruscos a Roma donde era considerado como dios de los vergeles y los jardines. Sus atribuciones diferían de las de Príapo, vigilaba sobre la fecundidad de la tierra, la germinación de las plantas, la floración y la madurez de los frutos.
Tenía el privilegio de poder cambiar de forma a su gusto, artificio a que recurrió para conquistar a la ninfa Pomona que escogió como esposa. Esta inmortal unión envejecía, rejuvenecía periódicamente sin morir nunca. Vertumnio había jurado fidelidad a la ninfa y se la guardaba inviolable.
La alegoría es transparente en esta fábula. Se trata del año y la ininterrumpida sucesión de las estaciones. Ovidio parece apoyar esta concepción de Vertumnio, puesto que dice que tomó sucesivamente la forma de un labrador, de un segador, de un vendimiador y de una vieja; es decir, la primavera, el verano, el otoño y el invierno.
Vertumnio tenía un templo en Roma, junto al mercado de las legumbres y los frutos, del que era dios tutelar. Se le representaba con figura de hombre con corona de hierbas de clases diferentes, con frutos en la izquierda y el cuerno de la abundancia en la diestra.